El incremento del cibercrimen en el Perú

“La pandemia se ha convertido en un terreno fértil para que los delincuentes informáticos capten víctimas. El delincuente informático sin datos no trabaja. Es su principal insumo”, dice el coronel PNP Orlando Mendieta, jefe de la DIVINDAT.

Explica que al inicio del aislamiento social, la incidencia delictiva bajó en comparación con el año pasado. Pese a todo, el mayor porcentaje de denuncias estaban en los delitos informáticos contra el patrimonio, en las transferencias bancarias fraudulentas (90%), el resto fue ecommerce, liberado hace un mes.

“La modalidad que se ha estado usando ha sido el ‘phishing’, los delincuentes informáticos se hacen pasar por entidades financieras y recurren a diversas presentaciones (mails, llamadas, WhatsApp, navegadores), buscan ‘pescar’ datos de las potenciales víctimas”. En la pandemia como que se incrementó este tipo de delitos, “pero en comparación con el año pasado tenemos menos incidencias”.

Para Mendieta, la cantidad de gente agraviada se debe al aumento del ecommerce o comercio electrónico. “Hay gente que diseña plataformas como si fueran las de los grandes centros comerciales”, advierte.

Los ciberdelincuentes operan en grupo, delinquen de manera organizada y con la logística necesaria para obtener los datos privados de sus víctimas, sobre quienes incluso ejercen presión psicológica. “Tienen niveles. Desde el hacker técnico, el cabecilla (inversionista), los captadores para transferir el dinero que obtienen de los agraviados”, menciona Mendieta.

Recomienda no confiarse de la inmediatez que ofrece la tecnología. El uso de aplicativos y la celeridad en las transacciones bancarias es de gran ayuda, pero “el tiempo que se ahorra para no salir, se debe emplear para verificar la oferta”.

 

El delito volvió con fuerza tras la cuarentena en Lima y el Callao. Y por si fuera poco, en los últimos 4 meses la comandancia general de la Policía tuvo hasta 4 jefes, lo que no permite consolidar un plan de lucha contra el crimen.

En el primer mes del aislamiento social, los delitos habían bajado en un 84%. Pero la situación cambió desde el 1 de mayo, cuando se vieron los primeros casos de sicariato. Desde entonces, hasta la primera semana de agosto, solo en el Callao se cometieron 32 crímenes por encargo.

 

El delito post-Covid se ha extendido, principalmente en 5 distritos: San Juan de Lurigancho, Cercado de Lima, Comas, San Martín de Porres y Los Olivos, favorecido además por las mascarillas. Creció el robo a mano armada, ataque de raqueteros y choques con asaltantes muertos y bandas detenidas.

 

#YoMeQuedoEnCasa

Fuente: La República

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